martes, 28 de diciembre de 2010

El Nacimiento: El jazz de Nueva Orleans


 Pocas ciudades de Estados Unidos podían durante los primeros años del sangriento y decadente siglo XX presumir de ser un crisol de culturas, razas, música y tradiciones mezcladas pero no enfrentadas como lo fue Nueva Orleans. Reducto de la permisividad social en el sur, famosa por el Mardi Gras, las bandas de metal y sus barrios de vida alegre, la ciudad de Nueva Orleans fue el lugar de gestación y el sitio donde daría sus primeros pasos el jazz. 

                           
El jazz, resumiendo mucho, fue fruto de la melodía europea, del ritmo africano, de la cancioncilla francesa, del blues, los worksongs, el excedente de instrumentos de metal tras la Guerra Civil y de la tradición musical negra que en la ciudad del Mississippi algunos descendientes de los esclavos conservaban. 

Y dentro de esta ciudad, el lugar en el que se desarrollo el jazz hasta convertirse en algo reconocible fue en Storyville, el barrio de vida alegre de la ciudad. En los locales de este barrio, entre marineros, prostitutas y gente de juerga el jazz encontró el lugar idóneo para crecer, en cualquier pequeño escenario o pianola. 

De estos lugares salieron los famosos Buddy Bolden, Jelly Roll Morton y Clarence Williams. Jelly Roll, el autodenominado “inventor del jazz” pasó su juventud aporreando las teclas de una pianola noche tras noche en locales de alterne, cafés y escenarios de mala muerte. Pero la evolución era imparable y pronto y de la mano de una orquesta de músicos blancos, la Original Dixieland Jass Orchestra llegaron las primeras grabaciones.

                                    

Esa música que era la prueba sonora del crisol de culturas que era Nueva Orleans estaba despegando poco a poco para convertirse en el fenómeno social que fue poco después.

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